Aniversario
25 años sin Pla

Un cuarto de siglo después de su muerte, un 23 de abril, se siguen recuperando obras del escritor ampurdanés al tiempo que gotean los estudios que contribuyen a iluminar, no sin polémicas, al personaje





25 años
sin Pla






En los últimos años la obra de Pla es objeto de interpretaciones cruzadas que abren el campo al debate
 
La gente compra sus libros, los deja dormir en las estanterías, un día los hojea y resulta que los entiende
 

JULIÀ GUILLAMON  - La Vanguardia  19/04/2006


Veinticinco años después de la muerte de Josep Pla (Palafrugell, 1897-Llofriu, 1981), su figura es objeto de una celebración dispersa. Destino lanza La Segunda República Española. Una crónica 1931-1936,un compendio de los artículos que escribió para La Veu de Catalunya y para media docena de diarios españoles –los de La Veu, que son mayoría, traducidos al castellano– con un prólogo programático de Valentí Puig. Al mismo tiempo recupera, en catalán y castellano, la novela Nocturn de Primavera en su versión original de 1953, presentada por Baltasar Porcel (Pla reescribió la novela para el volumen 23 de la Obra Completa, Destino había reeditado esta versión en un volumen suelto de El Dofí, en 1989). Estos volúmenes son la punta del iceberg de una sistemática recuperación de todas las facetas y todos los formatos de la obra de Pla, que en los últimos tiempos nos ha dejado una serie de libros singulares. Antes de Navidad salió a la venta una nueva edición de El que hem menjat, con las fotografías de Francesc Català-Roca y un prólogo de Santi Santamaria. En 2004 fue el facsímil de El primer Quadern Gris. Dietaris 1918-1919, en edición de Xavier Pla, un libro objeto que combina la curiosidad bibliográfica y el interés filológico. En 2003, Amb les pedres disperses (Cartes 1946-1962), la correspondencia con el editor de Selecta, Josep M. Cruzet, editada por Maria Josep Gallofré, quizás el libro que ha aportado una visión más nueva de Pla, de su idea de país y de su implicación en los proyectos culturales de posguerra. En 2001 fueron las Cartas europeas. Crónicas en El Sol, 1920-1928, que pusieron cara a cara a los dos amigos enemigos, Josep Pla y Josep Maria de Sagarra. En el 2000, el Diccionari Pla de literatura, a cargo de Valentí Puig, una antología exhaustiva de lecturas y opiniones literarias destinada a convertirse en libro de referencia. Paralelamente, Destino ha rescatado obras como Weekend (d´estiu a Nova York) (1999) o Israel 1957 (2002), que presentan al Pla menos conocido de las crónicas internacionales, observador de las transformaciones del mundo.

Junto a las novedades de Destino se publican dos libros más: Josep Pla: el temps, la gent i el paisatge d´Eliseu Carbonell Camós (Edicions 1984) y Les preguntes pendents de Josep Pla. Actualitat, polèmiques i revelacions, de Xavier Febrés (L'esfera dels llibres). En el momento de la muerte de Pla, en 1981, Josep Pla o la raó narrativa de Josep Maria Castellet era el único libro que existía dedicado a su obra. La celebración del Any Pla, en 1997, dio pie a la publicación de estudios y monografías. Desde el testimonio íntimo de Josep Martinell (Josep Pla íntimo de Josep Martinell (Josep Pla vist per un amic de Palafrugell) a la tesis de Xavier Pla, Josep Pla. Ficció autobiográfica i veritat literària, la primera que abordó la figura de Pla desde los presupuestos de los modernos estudios biográficos. Valentí Puig reivindicó en L'home de l'abric al escritor conservador, estableciendo relaciones con sus equivalentes europeos. Las aproximaciones de Lluís Bonada o Miquel Pairolí se sumaron a las visiones académicas de Marina Gustà, en Els orígens ideològics i literaris de Josep Pla, y de Cristina Badosa, en Josep Pla: el difícil equilibri entre la literatura i la política (1927-1939). 1997 es también el año de Josep Pla: biografía del solitari de Badosa, un libro que recibió las peores críticas.

Con la recepción del libro de Badosa se inicia Les preguntes pendents de Josep Pla de Xavier Febrés que pasa revista a la actualidad que se ha generado en torno a Pla en estos veinticinco años. Aunque trata algunos de los mismos temas, está escrito desde la afinidad hacia el personaje, al contrario de lo que sucedía con el panfleto de Ramon Alcoberro (Contra Josep Pla),que se publicó en 1993. Algunas de las piezas son impresionistas y descriptivas (las que dedica a la biografía de Pla o al papel del editor Josep M. Cruzet), otras sacan a la luz la polémica sobre el legado del escritor (con la figura contradictoria de Josep Vergés y las disfunciones de la Fundació Pla), la polémica entorno al Premi d'Honor de les Lletres Catalanes o la responsabilidad del corrector Bartomeu Bardagí en el arte final de los volúmenes de la Obra Completa. Febrés abunda también en la relación de Pla con las mujeres y en la correspondencia erótica, que han sido objeto de cotilleo erudito. Termina con Els empatxos de l´Any Pla, que es quizás la pieza más insidiosa y la que más dice sobre el comportamiento de la sociedad literaria catalana. En 1997 se cumplían cien años del nacimiento de Josep Pla en Palafrugell. Vicenç Altaió, que ya había comisariado el Any Miró, se hizo cargo del proyecto. El modelo, basado una lluvia de intervenciones, académicas, divulgativas y lúdicas, distribuidas por todo el territorio, acabó provocando una sensación de cansancio. De las opiniones que cita Febrés me quedo con la de Sergi Pàmies en un artículo publicado en El País en enero de 1967. Decía Pàmies que existe una "presión Pla" que no tiene nada que ver con Pla. Y que para defenderse de esta presión la gente compra sus libros, los deja dormir en las estanterías, hasta que un día los hojea y resulta que los entiende. Este es el origen de un círculo virtuoso, que poco tiene que ver con las imagen heroica del escritor. Pàmies recomendaba la lectura a pequeñas dosis y una celebración "d'aquella manera", basada en un prudente relativismo.

Sorprende hasta cierto punto la falta de atención de las nuevas generaciones de autores que, quizás a causa de esta presión Pla, han visto en él una referencia intocable. La aportación de Pla como novelista sigue en suspenso y cada una de las reediciones de sus novelas va acompañada de polémica, como la reciente entre Miquel de Palol y Baltasar Porcel, a propósito de Nocturn de Primavera. La narrativa ofrece aspectos más interesantes. Los primeros libros, Llanterna mágica o Coses vistes, son una buena referencia para los jóvenes autores que han de poner a prueba su estilo. El "Homenot de Ruyra", con su particular filosofía de la composición, representa un antídoto frente a la tentación de apoyar en citas planianas los peores excesos de la literatura del yo. Los cuentos de Contraban han conservado toda su fuerza. Y sin embargo, la recuperación de los escenarios rurales a cargo de algunos autores de talento se desarrolla al margen de los libros de Pla. Perejaume prefiere a Verdaguer y a Marià Manent, mientras que Antoni Pladevall y Francesc Serés toman como modelo a Faulkner. La precisión, la expresividad natural y la socarronería de Els pagesos no ha dejado huella, a pesar de que Pla fue uno de los primeros en constatar la entrada de la sociedad de consumo en el mundo rural. Tampoco el retrato literario tiene continuadores de nivel entre los escritores que rondan la cuarentena. A veces pienso cómo sería un libro que aplicara la técnica de Pla en Vida de Manolo o en los Homenotsa algunos grandes personajes que hemos conocido: de Jordi Benito a Carles Pazos y de Pere Gimferrer a Jesús Lizano. Una de las asignaturas pendientes es reincorporar a Pla a la tradición viva.

Pla, el tiempo y la historia
Josep Pla: el temps, la gent i el paisatge. Una etnografia de l´Empordà franquejant la literatura da un paso en este sentido. Su autor, el doctor en antropología social Eliseu Carbonell Camós, examina la experiencia humana del tiempo en Josep Pla, a partir, fundamentalmente, de El quadern gris y de Les hores. Trata de la memoria, del olvido y de las sensaciones que provoca el paso del tiempo. El tiempo climatológico le permite elaborar una teoría sobre el determinismo de Pla basado en un materialismo de las condiciones reales (la oposición entre garbí y tramuntana característica del Empordà). Para desembocar en la "raó estacional", en la idea de la cultura como corrección de la naturaleza, en la exaltación de la fertilidad agraria del paisaje, en la concepción de un espacio –el paisaje rural– que responde a la superposición de la memoria de las generaciones.

La Segunda República Española. Una crónica 1931-1936 es una colección de artículos con el día a día de la política española en unos años cruciales: desde la llegada a Madrid, en compañía de Francesc Cambó, la mañana del 14 de abril de 1931, hasta la última de las crónicas parlamentarias, aparecida en La Veu de Catalunya el 2 de abril de 1936. El prólogo de Valentí Puig abunda en las ideas expresadas en L'home de l´abric. Sitúa a Pla en la tradición del periodismo conservador de Mañé i Flaquer y en la línea política del realismo de la Lliga y de Cambó. Reivindica la literatura como una método para ordenar y esclarecer el pensamiento, frente al caos del mundo, y describe un itinerario periodístico, vivido como una extraña aventura, ante la imposibilidad de convertirse en escritor burgués. La edición representa una toma de partido con consecuencias que llegan hasta ahora mismo. "Cuando unos pocos aún chapotean en la memoria maniquea de la guerra civil –escribe Valentí Puig–, puede decirse que Pla fue uno de aquéllos que intentó hasta el último momento que la gran catástrofe no ocurriera".

En diciembre de 1950 Antoni Vilanova publicaba en Destino el primero de sus artículos dedicados a la obra de Josep Pla. Constataba que el prestigio de su obra venía menos del elogio entusiasta de la crítica que de la adhesión fervorosa del público. Cincuenta años después el panorama ha cambiado, la obra de Pla ha mantenido su presencia pública y se ha convertido en objeto de interpretaciones cruzadas, que abren el campo al debate.



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