Pla en...



Pla en el recuerdo, 1

Baltasar Porcel

CON MOTIVO DEL 25 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JOSEP PLA, Destino reedita una vivacísima novela suya olvidada, Nocturn de primavera,de 1953. Rosa M. Piñol la comentaba en nuestro diario, se trata de una curiosa historia en la que intervine. Desde 1964 hasta 1975 anduve mucho con el escritor, aunque hacia 1968 empecé a pasar tiempo en París, China, Estados Unidos, el entero Mediterráneo, África negra, impulsado por tres pasiones: la fascinación por el otro,fuera la gente o los países; saltar por encima del marco propio, tanto catalán como español; y correr tras la revolución del mayo del 68 francés y la cultural china entendidas como eufórica manifestación ácrata.

O sea, lo contrario de lo que Pla había hecho y predicaba, metido en el intenso caracol de su mundo y del Mas Pla, mientras consideraba a los pueblos no occidentales como extraños y hasta absurdos, así como abominaba del mayo francés y temía cualquier desorden. Y aunque viajara con cierta frecuencia, lo hacía para dar su versión, sin duda singular, no para implicarse en el otro.

En aquellos años de nuestra tan trenzada relación, Pla escribió varios dietarios, sustancialmente El viatge s´acaba y Per acabar, donde consigna los cortos viajes que efectuamos juntos y los largos encuentros que mantuvimos. He aquí parte de una anotación suya, del 27 de febrero de 1967: "A las cuatro estaba anunciada la llegada de Baltasar Porcel. Llega con una puntualidad perfecta. Gran alegría de verle". O esta otra, del 1 de enero de 1968: "Pienso en el libro que podríamos hacer con Porcel. ¿Sería posible? De noche pienso en ello una gran cantidad de horas". Y por entonces Pla y Josep Vergés, su editor en Destino y entrañable amigo, preparaban la obra completa del escritor. El método era fácil, aunque la tarea resultara inmensa: hablar entre ellos sin tregua, vaciar publicaciones en las que Pla había colaborado, éste pergeñando listas de posibles volúmenes, conversaciones sobre el proyecto con algunos planianos... Yo uno de ellos y acaso decisivo en el momento, noches prácticamente enteras charlando y discutiendo en Palafrugell, almuerzos en casa de Vergés en Barcelona; reuniones en el restaurante de Ca La Neus en l´Escala, o en el hotel de los Ensesa en S´Agaró; idas y venidas a Andratx, mi pueblo mallorquín. Mucho pescado en la mesa, mucho vino, demasiado whisky y demasiados cigarrillos... El primer volumen de la Obra Completa,El quadern gris hoy famoso, me lo entregó Pla recién impreso y con esta dedicatoria: "A Baltasar Porcel, que fue una de las personas - el (sic) más activo- que me animó a construir este libro. Con el agradecimiento de Josep Pla".

La Vanguardia, 26 de febrer 2006




Pla en su estilo, 2


EN LA EXTENSA LISTA DE LIBROS, REPORTAJES Y ARTÍCULOS que debían constituir la Obra completa de Pla, que él preparaba con Vergés hacia 1967 y donde yo metía mano, lo que menos figuraba era la creación porque Pla la cultivó sólo con intermitencia. Y en ella se llevaba la palma la novela El carrer Estret. Yo ponía objeciones a la idea que ellos abrigaban sobre el valor de aquel material y Josep Plasu distribución. Pensaba, pienso, que Pla no tenía una concepción clara, libre, de la imaginación creadora, desconfiaba de ella en literatura, pintura, música. Había padecido mucho miedo a la pobreza, a la moral establecida, a la sífilis, a la revolución del 36 y a la Guerra Civil, al franquismo, al comunismo, y se enfrentaba a ellos con pasión verbal y cautela vital porque temía su poder destructivo. Entonces concebía la escritura o el arte como una descripción y análisis de lo que llamaba la realidad existente, pensando que si se establecía un retrato veraz de ella podía obtenerse una relativa propuesta de regeneración.

Y hasta temía el progreso a causa de las convulsiones que comportaba; entonces se aferraba a un tenaz conservadurismo, que tampoco le satisfacía pero lo consideraba un mal menor. En consecuencia, se convertía en un solitario, un nostálgico, un provocador, mientras abominaba por fantasiosos de la abstracción el ensueño, la intelectualidad. Así, en gastronomía pasaba por gourmet y sólo quería comer lo de siempre y en pequeña cantidad. Una visión la suya y una tesis hechas de una aleación de costumbrismo, economicismo e historicismo, saturados de fatalismo filosófico. Ante el mundo, Pla absorbía todo cuanto le rodeaba sin importarle la densidad del magma, lo trituraba en su mente sutil y definía sus características básicas, para acabar redactando una versión idealizada o espectral del tema, para él la auténtica. Un paisaje descrito por Pla resultaba de alucinante relieve: contenía el panorama existente y su estilizada sublimación, es decir, una realidad arquetípica, el puro modelo. No la realidad-real y examinada con tiento que Pla creía y quería hacer creer que retrataba.

Y, a partir de esta figuración, Pla sostenía que su estilo era preciso, notarial, pero el impulso que lo inducía a escribir era tan complejo y poderoso que lo traicionaba y su frase se volvía sinuosa, la adjetivación irisada, las ideas resaltando admonitorias.

Luego, todo junto formaba un estilo entre abarrocado y de mucho relieve, una sensorial y detonante retórica que a la vez se distanciaba de lo que trataba y lo penetraba. Bien: Pla se convirtió así en uno de los grandes escritores y memorialistas del siglo XX.

La Vanguardia, 27 de febrer 2006





Pla en su cosmos, y 3

UN DÍA, MIENTRAS DISCUTÍAMOS SOBRE SU PROYECTO de obras completas, Josep Pla me dio su novela Nocturn de primavera, la edición en pequeño formato de la editorial Selecta de 1953, que yo desconocía y que él no quería que constara en la Obra completa, diciendo que "probablemente no es nada". Pero su lectura me dejó boquiabierto: era el mejor Pla. Eran su aguda mala baba y su afilada capacidad de observación convertidas en ficción vivísima, era el microcosmos de su pueblo transmutado en una ejemplarizadora demencia, era una narración ensortijada y arrastrada por una desatada acción, era un relampagueo de psicología, expresión y estilo. Me recordaba a escritores rusos del XIX con sus ambientes y caracteres lejanos, patéticos e irónicos, como Goncharov o Saltikov-Chtchredin. Así, en el Nocturn una retahíla de insignificancias se convierte en manos de unos individuos exaltados, egoístas y voraces en una modesta catástrofe colectiva y amarga, mientras la perfumada noche se extiende magnífica. Un Pla endiablado, lanzado, dibujando una imago mundi moral, ¿la nuestra? Su pequeña y gran obra de ficción, Pla como Proust articula un universo para derrumbarlo.

Me apresuré a comunicar a Pla y a Vergés mi impresión, no me creían. Pero al fin aceptaron, Vergés cauteloso y Pla entre halagado y escéptico. Sin que después yo volviera a saber nada del asunto, salvo que Pla me repetía: "El libro no respiraba, iba a chorro, ahora lo estoy arreglando, he entendido bien su argumentación". Y en 1972 salió el volum 23 de la Obra Completa, Album de Fontclara, con las novelas L´herència, un espanto o unos retratos al minuto, y Nocturn, ésta con una cuarta parte de texto añadido que lastraba el argumento con obviedades y la narración dividida en 51 capítulos que la desproveían de tensión, perdido el ritmo, hasta con el nombre del pueblo cambiado. Pero con Pla contentísimo, creyendo que así había acertado con el género novelístico y habiendo redactado un extenso prólogo rocambolesco, donde pretende pormenorizar su tarea correctora y que no envió a Vergés o que éste no le publicó y que quedó inédito entre los papeles del escritor, ahora en la Fundació Josep Pla, de Palafrugell: Pla confecciona allí una historieta pueril, se confunde con mi argumentación, expone cuatro ideas tópicas.

Resulta por tanto importante que ahora Destino recupere aquel Nocturn original, que publica también en traducción castellana, una narración excepcional, fresca y cortante, un Pla insólitamente intuitivo y no reflexivo. Porque él era como una alimaña, noche y día vigilante y de caza, que aquí practica en una expectante noche primaveral. así en uno de los grandes escritores y memorialistas del siglo XX.

La Vanguardia, 28 de febrer 2006


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